Mary Pcholkina es fotógrafa de familias y madre de dos niños. Su mundo se mueve a un ritmo pausado: largos paseos diarios, rituales tranquilos de fin de semana y proyectos creativos compartidos con sus hijos. Viviendo en los Países Bajos, equilibra su amor por la naturaleza con la belleza de la vida cotidiana como madre. Elige la lentitud, la conexión y la libertad frente a la prisa.
Para la primera edición de Un Wildride con, hablamos con Mary sobre los ritmos familiares, trucos de crianza y el recuerdo que se convirtió en un momento inolvidable con su mochila portabebés Wildride.
Intentamos mantener todo simple y con sentido.
Cuéntanos un poco sobre ti.
Me llamo Mary y soy fotógrafa de familias, con una gran pasión por capturar la infancia. La fotografía infantil es mi verdadera vocación — inspirada cada día por mis hijos y la belleza silenciosa de nuestra vida diaria.
Intentamos mantener todo simple y con sentido. Caminamos mucho — 10.000 pasos al día es la regla familiar — y los fines de semana vemos películas con proyector. La naturaleza es nuestro refugio favorito, y en cada descanso escolar buscamos una cabaña nueva en algún bosque de los Países Bajos.
Uno de mis rituales preferidos es preparar las sesiones de fotos con mis hijos. Elegir la ropa juntos se convierte en un juego creativo — y esos momentos compartidos son tan valiosos como las fotos finales.

¿Cuál ha sido tu momento Wildride más memorable?
Mi momento favorito fue el primer día que salimos con la Wildride. Estaba algo nerviosa, porque a mi hijo nunca le gustaron las mochilas tradicionales. Pero viajamos mucho y caminamos aún más, y a veces es esencial tener las manos libres mientras mantienes cerca a tu pequeño.
Ese día dimos un paseo por las dunas, con un sendero largo que llevaba al mar — sin coche, solo nosotros y el camino.
Se quedó en la Wildride todo el camino, abrazándome y observando tranquilo a los animales que nos rodeaban.
Se convirtió en un recuerdo cálido y especial de nuestro día en familia.
¿Cuál es tu mejor truco como madre?
Creo que el “truco” más importante es respetar los límites del niño — no forzar demasiado, sino observar más. Mantener un diálogo abierto, compartir emociones, hablar sobre lo que sentimos.
Esto facilita mucho las cosas, porque crea una conexión real y entendimiento mutuo.
Y, por supuesto, darles libertad para ser ellos mismos.
Ah, y otro gran truco: invitar regularmente a los abuelos a quedarse. Eso da un respiro a los padres.
¿Alguna mentirijilla que uses para sobrevivir al día a día?
1. El brócoli te da fuerza en los brazos… ¡así ganas todas las peleas de judo!
2. Hoy no hay internet — se quedó sin energía y necesita descansar.
3. Si no te cepillas bien los dientes, el hada de los dientes no acepta dientes negros y no trae regalos.
¿Qué llevas siempre en tu bolso?
En mi bolso de mamá siempre llevo lo esencial: snacks, una bolsita de fruta, un plátano, un rollito de fruta, un par de coches de juguete, pañales y toallitas, gel desinfectante, agua, cartera, llaves, gafas de sol y — por supuesto — una bolsa con ropa de repuesto por si acaso.
Con rutinas tranquilas, momentos creativos y una profunda conexión con sus hijos, Mary nos recuerda que la crianza se construye con momentos simples y significativos. Un paseo compartido, un abrazo silencioso o una idea divertida pueden convertirse en recuerdos que duran toda la vida.