Emilie Eliza Tabor (37) es madre de dos hijos (Javi, 4, y Manuel, 8 meses), una eterna buscadora del sol y la fuerza imparable detrás de la expansión global de Wildride. Su vida transcurre entre aeropuertos, cubiertas de ferry, sendas de arena y el cálido caos de la maternidad. Junto a su esposo Jonne, su compañero de aventura, amor y estabilidad, elige una vida sin fronteras, en la que el trabajo y la familia avanzan uno al lado del otro en lugar de competir por espacio.
Dondequiera que surja una oportunidad, Emilie responde. Y siempre que puede, se lleva a sus niños con ella. Porque para ella el mundo no es algo de lo que te apartas para ser madre, es algo que compartes con ellos.

«Siempre persigo el sol y llevo a mi familia conmigo cuando puedo.»
Viajar por el mundo con sus hijos es su wild ride definitivo.
«Nada me hace más feliz», dice. «No hay nada mejor que vivir en una burbuja de aventuras con las personas que más quieres.»
Desde reuniones en ciudades nuevas hasta días espontáneos en islas, Emilie combina la ambición global con momentos tranquilos y alegres. Es la madre que negocia alianzas internacionales de día y construye castillos de arena con sus hijos al atardecer.
La vida con Jonne y una familia en movimiento
Detrás de la alta energía y la espontaneidad hay una alianza estable. Jonne aporta estructura donde Emilie aporta chispa, y juntos han construido una vida que se inclina hacia la oportunidad en lugar de resistirse a ella.
El ritmo de su familia es poco tradicional, fluido y muy suyo, uno que permite a Emilie llevar Wildride más allá de las fronteras y seguir siendo la madre que siempre soñó ser.
Su pequeño gran secreto
A veces, cuando Javi necesita descansar con urgencia, adelanta suavemente el día.
«Le digo que se está haciendo muy tarde, aunque no lo sea», se ríe.
Un cuento, un abrazo, una siesta, y cuando se despierta, finge que ya es de mañana.
Una pequeña mentira blanca envuelta en cariño.
Una madre que lleva la libertad a todas partes
Emilie no es la madre práctica, de hecho no lleva nada.
Sin bolsa de emergencia. Sin plan de respaldo. Solo sentido del juego y mucha confianza.
Lo que sí lleva:
Canciones de Raffi.
Carcajadas desordenadas.
Un niño de cuatro años que hace beatbox.
Un bebé que se derrite en el sueño en cuanto ella empieza un masaje suave y una nana.

Formentera, su lugar feliz en familia
Cuando pasan tiempo en Ibiza, la escapada más rápida está justo al otro lado del agua: Formentera.
Toman el ferry, alquilan bicicletas y pasan el día explorando bosques, lagos rosas, lagos marrones, dunas y tramos escondidos de arena. Javi va al frente, orgulloso de cada árbol, cada colina, cada descubrimiento.
«Escalamos, jugamos, comemos, exploramos, es un día entero de aventura», dice Emilie. «A veces incluso vemos delfines de vuelta. Es el lugar especial de mi hijo.»
Lo que le enseñó la maternidad
«Que nada, de verdad nada, es más divertido, significativo, alegre, importante o pleno que los hijos.»
Cada beso. Cada abrazo. Cada «Mami, estás tan guapa».
Cada bote de leche de fórmula derramado a mitad de un vuelo, un momento “ups” de toda la familia.
Cada disfraz, de los que Javi tiene como un millón.
Cada risa. Cada siesta. Cada mañana nueva.
Su magia para dormir
Un masaje.
Una canción.
Ojos cerrados.
Y se apaga como una vela.
Su mensaje para nuevos padres
«No dejes nunca que los niños te impidan vivir tu vida.
Deja que la vuelvan más rica, más profunda y más feliz.»
No dejes nunca que los niños te impidan vivir tu vida.
Deja que la vuelvan más rica, más profunda y más feliz.
El wild ride de Emilie es de movimiento, ambición, calidez y luz del sol, una vida construida no eligiendo entre maternidad y sueños, sino tejiéndolos juntos.
Con Jonne a su lado y sus niños en el camino, está dando forma a un mundo donde la aventura es la norma, las fronteras se difuminan y la libertad pertenece a las familias lo bastante valientes para ir tras ella.
